lunes, 25 de enero de 2016

La magia de los susurradores.

La acción de susurrar es una irrupción poética que invita a detenerse un instante en este mundo para gozar de la palabra. Ese algo misterioso que está entre la palabra y el silencio. A través del susurro en esa ceremonia íntima personal que sucede entre dos personas que se transmiten poesía. En la poesía las palabras, danzan, juegan y brillan. Es una experiencia poética para no perdérsela y para perderse en ella….

"Los corazones cercanos se hablan bajito, los corazones lejanos se gritan: Susurremos al corazón y acerquemos distancias"."


Fundamentación:
Los susurradores son tubos de cartón que sirven para transmitir poesías o coplas que se recitan al oído. Un tubo de cartón, dos personas y un poema. Los elementos necesarios para trasportarse a lugares soñados, sin moverse del lugar. Esa es la función de los susurradores de poemas, que susurran piezas literarias al oído de las personas por medio del “susurrador”. Este arte surgió en Francia, cuando un grupo de artistas salió a las plazas a susurrar a los parisinos. Ellos preguntan a las personas si quieren escuchar y muchas veces les dicen que no, pero a la mayoría les encanta. En el momento en que a la persona se le susurra en el oído la cara de éste va cambiando, es increíble, de la sonrisa a la meditación o al asombro. La acción de susurrar es la pretensión de ralentizar el tiempo. Una irrupción poética en el espacio público invita a detenerse en este mundo apresurado para disfrutar de la palabra. Y dado que en esa ceremonia íntima se establece un vínculo lúdico entre el que susurra y el que es susurrado, la posibilidad de llegada aumenta, genera placer y enciende el deseo de tomar contacto con otros textos poéticos. Genera espacios para compartir y comprometerse comunitariamente. Propicia el dar y el recibir. Habilita la lectura. Invita al juego.



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