Intentamos respirar, y un suspiro cargado de palabras explota en el aire...
Un hilo de luz irradia sobre ellas y parece que algo las difumina... Una brisa las cubre y las expande como si fueran hojas que de un árbol comenzaron a desprenderse.
Un nuevo amanecer encandila nuestras miradas, nos invita a ponernos de pie y emprender un nuevo camino.
¿Seguimos avanzando? ¿Nos permitimos tomar un nuevo rumbo?
Seguimos caminando entonces...
El camino se torna fresco y agradable. Los pensamientos comienzan a despejarse y se liberan de un momento a otro... ¡Qué bien se siente! Pareciera que nos convertimos en aquellas hojas que del árbol se desprendieron...
Un nuevo camino emprendido, un nuevo rayo de sol, un nuevo aroma.
Y en cada obstáculo que nos toca saltar, hay alguien esperándonos, para darnos la mano, para acompañarnos en ese viaje.
Nunca estuvimos solos. Cuando todo parecia perdido, logramos encontrarnos. Un puente se construyó. Y cuando lo cruzamos, del otro lado nos esperaban con los brazos abiertos, y los ojos llenos de esperanza.
Nunca estuvimos solos... Siempre hubo alguien pensando en nosotros. Y lo sigue estando. Siempre. Acompañándonos en nuestros aprendizajes. En nuestros logros y levantándonos en nuestras caidas.
La vida es eso, un libro lleno de aprendizajes. De nosotros depende seguir completando dia a dia sus páginas. Y si decidimos frenar y dejarlas en blanco por un tiempo, ya va a llegar el momento de retomarlas y seguir escribiendo.... Nunca es tarde para volver a comenzar. No lo olvides.
Sofía Cabral
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