"Texturas que relatan, historias plasmadas, tejidas, cosidas sobre una manta. A su alrededor el público, cobijado, abrigado por palabras que surgen de un espacio compartido. La narración oral y la imaginación son parte de un encuentro que intenta estimular la creación de los participantes y hacer fluir la palabra".
“En Argentina la llamamos 'Manta contadora'. Manta por lo que implica la palabra. La manta abriga, contiene. Y de eso se trata, de lo que está por abajo del recurso en sí mismo, del vinculo que se produce entre el adulto que cuenta, del niño que escucha, que a su vez imagina y se convierte en co-creador de la historia.", explica.
En relación al momento de la exposición, Quinternos plantea que lo ideal es que los niños se reúnan alrededor de la manta, cubriéndose, quizá, con parte de ella. Además, hace hincapié en la relevancia de seleccionar algún lugar tranquilo, iluminado, donde la palabra circule y no haya interrupciones. “De esta manera se crea con la manta un espacio para anidar al niño y para que fluya la palabra. Con tu manta vos vas a donde tenés lugar. Con ella creas el ambiente y los niños a su alrededor pueden imaginar e interactúan con los personajes", apunta.
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